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Mis trucos de venta a puerta fría

2 minutos de lectura

La venta a puerta fría es un arte precioso, pero que tiene mala fama debido al mayor timo de España: los vendedores de enciclopedias.

En este cortometraje, Eduardo Noriega lo explica súper bien:





 

Pero vender es todo lo contrario. Vender es ayudar.

Es dar valor en forma de servicio y recibir valor en forma de dinero. Es un intercambio de valor en el que no hay ninguna jerarquía. Vender es como ayudar a un amigo. Pero no es tu amigo, así que...

¿Cuál es el truco de la venta a puerta fría?


Es imprescindible que tengas un argumentario de ventas para que así:

  1. Se base en la estadística (y que no dependa de tu espontaneidad)
  2. Sea mejorable (ya que si haces algo nuevo lo puedes incluir en el argumentario)
  3. Puedas formar a otros en tu argumentario (y crear así un equipo comercial)

Es como ligar (de manera científica)


Hay un libro buenísimo, SexCode Maestros de la seducción, que te enseñan a ligar de manera científica.

Son 600 páginas, y te dice que si cuando vas a  ligar llevas varios “no”, tu cuerpo envía una señal de miedo a tu cerebro para que no vuelvas más jaja. Es por tu propia supervivencia, así que es científico. Lo bueno es que el libro dice que tiene solución: las rutinas enlatadas. 

Consisten en que si tu empiezas a hablar con las chic@s siempre con la misma frase,  est@s te van a responder siempre con las mismas variaciones. Y que si  te preparas buenas respuestas, seguirán hablándote pero sus siguientes variaciones serán menos e irás bajando como en un árbol de decisión. Consigues así que ligar se base en la estadística :)

En definitiva, las rutinas enlatadas, en ventas son los argumentarios de ventas.

Cómo aprender a vender a puerta fría


Hemos creado un curso de ventas, que ya han completado 14.909 personas, pero me gustaría compartirlo por aquí también, sin tener que apuntarte, para así aportar al ecosistema de comerciales:

Las 15 lecciones de nuestro curso de ventas GRATIS

Y para terminar: El complemento perfecto

¡Felices Ventas!

Tomás Santoro